LA FIGURA DEL JEFE DE ESTUDIOS: UN “MALO DE LA PELÍCULA” AL QUE CADA VEZ ASPIRAN MENOS CANDIDATOS
Pero nos encontramos que, en muchos casos, los docentes con cargos directivos adolecemos de la inexistencia de una adecuada formación para desempeñar nuestras funciones. La formación que deberíamos recibir la asimilamos sobre la marcha, dando a veces palos de ciego, con ayuda de la experiencia de compañeros que nos precedieron en el cargo o la importación de ideas e iniciativas que hemos visto poner en práctica en otros centros.
Esta situación no es debida, como algunos pudieran pensar, a la falta de interés por parte de los que, por un motivo u otro, nos encontramos gestionando alguna parcela de un centro educativo. Por ello, quiero hacer una aproximación a las carencias que existen en el sistema actual.
Los cursos de formación impartidos, en nuestro caso, por la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía, están dirigidos de forma especial a los directores de los centros de enseñanza. Esta figura ha ido adquiriendo en las últimas décadas la importancia que tuvo en un tiempo y se pretende consolidar con la modificación del Régimen Orgánico de Institutos de Educación Secundaria que se está preparando.
De este modo el director aumentará su poder de decisión en los centros mientras que la Administración favorecerá su gestión por medio de órganos en donde fácilmente haga prevalecer su autoridad. Esto justificaría que la formación para actividades gestoras esté dirigida hacia estos cargos. Pero creemos que los Equipos directivos se nutren de algo más que de la dirección y es necesario formar en aspectos básicos al resto.
Cada vez son más las tareas y actualizaciones que requieren los demás órganos unipersonales de los equipos directivos para llevar a cabo sus funciones. Sin embargo, las autoridades educativas no contemplan formación específica alguna para los demás integrantes del equipo directivo de los centros y actualmente no se contempla la realización de cursos específicos que den una visión global y sistematizada de las funciones que deben realizar.
Centrándonos en la figura del Jefe de Estudios, éste posee una larga lista de vastas competencias que afecta a diferentes aspectos de los centros. Sus funciones, tanto las propias como las delegadas del Director, abarcan diversos ámbitos del centro englobados en su calidad coordinador de actividades académicas y del personal docente.
La Jefatura de Estudios coordina y vela por la ejecución de las actividades de carácter académico de profesores y alumnos en relación con el Plan Anual de Centro. Además entre sus obligaciones están las de:
- Estructurar y coordinar, agrupamientos, programaciones y grupos de apoyo e integración así como la organización de los horarios.
- Informar a los Órganos Colegiados y a la dirección sobre el análisis de resultados escolares habidos en cada evaluación y, con ello, sobre el grado de éxito/fracaso alcanzado por el alumnado.
- Coordinar propuestas de evaluación general del Centro, tanto en su vertiente curricular como organizativa.
- Fomentar, orientar y coordinar las actividades tutoriales de los profesores velando por el cumplimiento del Proyecto de Centro y el Plan de Centro
- Informar al Director/a, al Órgano competente o a la Administración de las faltas de los profesores y de sus causas. Además exponer en el tablón de anuncios de la sala de profesores las faltas mensuales de éstos.
- Anotar los retrasos y posibles incidencias horarias. De la misma forma debe actuar con respecto a las faltas reiterativas de los alumnos, que le serán transmitidas por los tutores y se les informará a los padres.
- Organizar los actos académicos.
Pero la Jefatura de Estudios está sufriendo una carga excesiva, ya no sólo de trabajo, sino también de tensión emocional. Su función de vigilante del orden hace especialmente ardua su tarea en unas aulas en las que a menudo reina el caos. La creciente oleada de indisciplina y violencia en escolar provoca que muchos de estos profesionales se encuentren desbordados y tengan la sensación de dedicar todo su tiempo a "arreglar desaguisados”. No sólo eso… a veces lidiar con compañeros, padres y madres de alumnos es casi más duro, ya que cuando éstos se resisten a las normas es harto difícil llevar las situaciones a buen puerto.
Esta situación, junto a la excesiva carga y responsabilidad en su trabajo diario, la escasa remuneración con la que se les compensa y el nulo reconocimiento a su labor, hace que cada vez sea más difícil encontrar profesores que acepten voluntariamente las obligaciones que conlleva.
Por eso es necesario que se dignifiquen todos los demás cargos unipersonales de los centros de educación haciendo de quien los desempeña verdaderos conocedores de su trabajo mediante una formación dirigida expresamente hacia ellos que les proporcione las herramientas necesarias para poder ejercer su cargo con eficacia.
REFLEXIÓN DEL ARTÍCULO
En el artículo se remarca que de igual manera que para desempeñar la tarea de maestro es necesaria una formación específica para realizar las funciones de algún cargo directivo también es necesario y añade que en la comunidad autónoma desde donde se realiza el artículo, Andalucía, esta formación se imparte a los que van a tener el cargo de director.
El resto del equipo directivo se siente abandonado ante sus funciones ya que no se realizan ninguna formación adicional. Estas deben realizarlas teniendo en cuenta las experiencias de otros que han ejercido anteriormente en el cargo, lo que han observado en otros centros educativos o a través de la intuición o del ensayo-error.
El artículo pone especial interés en el cargo del jefe de estudios. Este es uno de los cargos con mayor responsabilidad dentro del centro escolar. Es el encargado, de mantener el orden dentro del centro escolar, lo que implica mediar con profesores y velar por el cumplimiento del proyecto educativo del centro. Además también debe solucionar las posibles incidencias que puedan surgir con los alumnos y padres, algo que resulta cada vez más dificultoso y más sin la formación adecuada. Por ello cada vez hay menos profesores que quieran ejercer este cargo ya que esto implica una gran responsabilidad.
¿POR QUÉ NADIR QUIERE SER DIRECTOR DE COLEGIO?
A lo largo de la primavera pasada, la totalidad de los colegios públicos de Euskadi han ido renovando sus equipos directivos. Y como viene siendo habitual, el proceso ha chocado con la falta de candidatos. Hasta el punto de que el 70% de las escuelas contarán con responsable nombrado de forma obligatoria por la administración. El cargo de director carece del prestigio y el reconocimiento social y económico que el puesto merece. Ésa es la principal causa por la que nadie, o casi nadie, quiera asumir la responsabilidad de forma voluntaria.
La falta de voluntarios se ha convertido en un fenómeno preocupante que el Departamento de Educación no acierta a conjurar. A pesar de que este año el proceso de elección seguido ha sido diferente al de otros años, ajustándose a lo que marca la Ley Orgánica de Educación (LOE). Es decir, no ha sido electivo por parte del consejo escolar de cada centro, como venía siendo habitual, sino que se ha hecho mediante una selección de méritos que ha evaluado una comisión delegada de cuatro miembros, entre ellos uno del servicio de Inspección. En conjunto, se han tenido en cuenta criterios objetivos a la hora de la selección.
La falta de voluntarios se ha convertido en un fenómeno preocupante que el Departamento de Educación no acierta a conjurar. A pesar de que este año el proceso de elección seguido ha sido diferente al de otros años, ajustándose a lo que marca la Ley Orgánica de Educación (LOE). Es decir, no ha sido electivo por parte del consejo escolar de cada centro, como venía siendo habitual, sino que se ha hecho mediante una selección de méritos que ha evaluado una comisión delegada de cuatro miembros, entre ellos uno del servicio de Inspección. En conjunto, se han tenido en cuenta criterios objetivos a la hora de la selección.
La estabilidad e ilusión de un equipo directivo guarda estrecha relación con el éxito o el fracaso del centro, según opinan los propios profesionales. Donde es más acusada la sensación de inestabilidad es en la etapa de Secundaria, en la que la mayoría de los directores está por un año. A su término suelen dejar el cargo a otra persona o renovar, pero sólo por otro año. Esta etapa es la más compleja y la que más desgaste supone para los profesores, ya que reúne a alumnos de 12 a 16 años.
Con el paso del tiempo, la complejidad del puesto ha ido en aumento, al igual que las responsabilidades del titular. La liberación horaria -reducción de las horas de clase a alumnos- es una de las reivindicaciones de los directores, que entienden que dirigir el proyecto educativo de un centro precisa la máxima dedicación posible. Al mismo tiempo, también demandan cursos de formación específica y un incentivo económico que vaya acorde con sus nuevas tareas.
Dirigir el proyecto educativo de un centro requiere de la máxima atención, argumentan los profesionales, que asumen la dirección más por obligación que por vocación.
Los docentes que se encargan de la dirección de los colegios de la red pública cobran pluses mensuales que pueden rondar de los 200 a los 400 euros, dependiendo del número de aulas y alumnos de cada centro. Demasiado poco, según coinciden, todas las partes implicadas, para compensar el incremento de trabajo y responsabilidad que se asume.
Para Juan Carlos Adot, presidente de la Asociación de Directores de Primaria-Sarean, hay que tener en cuenta el cambio radical que se ha dado en los últimos años en los colegios, que han pasado de ser centros educativos donde solo trabajaban profesores y estudiaban los alumnos a ser casi empresas donde trabajan cocineros, personal subcontratado de autobuses, de comedores, etc.
De coordinar a 30 profesores se ha pasado a gestionar el trabajo de 60 o 70 personas. "La complejidad de la gestión del centro aumenta mucho y eso complica la búsqueda de candidatos para la dirección". Y mientras esa complejidad crece, el prestigio del cargo de director no se ha mantenido. "Carece de prestigio a nivel social y tampoco existe una formación específica para el puesto", señala Adot.
A partir de su experiencia de más de una década como director, Andoni Lizeaga plantea varios aspectos que deben ser abordados para hacer más atractivo ese puesto. Entre ellos, el reconocimiento de competencias y el apoyo suficiente por parte de la administración para poder desarrollar los proyectos educativos de centro, y el incremento de los incentivos económicos, que son "más que insuficientes". "Hay una gran desproporción entre el grado de responsabilidad que se le exige al cargo y el reconocimiento traducido en complementos de sueldo", agrega.
Precisamente, la responsabilidad que conlleva el cargo es uno de los factores que tiene mayor repercusión en la resistencia de los profesores a asumirlo y, en su caso, a continuar en ellos. "El acceso se hace muy duro y la finalización del compromiso adquirido suele saber a liberación. Hay que conseguir que la asunción del cargo sea más asequible y que dé pena abandonarlo", razona Andoni Lizeaga.
Desde la Asociación de Directores de Secundaria-BIHE, su presidente Josu Agirre, resume así la situación: "Las cuestiones que inciden en la falta de candidatos son la falta de preparación para hacer frente a la creciente complejidad del gobierno de un centro escolar, la escasez de incentivos profesionales que atraigan al personal docente a asumir una mayor responsabilidad, la insuficiente corresponsabilidad de la Administración Educativa respecto al desarrollo de proyectos de mejora educativa del centro y la poca valoración social y profesional de los directivos".
La consejera de Educación, Isabel Celaá, ya ha mostrado su preocupación por lo que está ocurriendo con los directores. Durante su comparecencia ante la Comisión de Educación del Parlamento para presentar su programa de legislatura avanzó que potenciará la formación y la consolidación de un porcentaje de complemento retributivo para incentivar la estabilidad de los directores y jefes de estudio. "Los equipos directivos son uno de los ejes del sistema educativo, en la medida en que son el canal de comunicación más directo entre la realidad de los centros y la administración educativa", resaltó Celaá.
REFLEXIÓN DEL ARTÍCULO

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